UN MUNDO SIN FRONTERAS


(Riassunto in Italiano dopo le foto alla fine.)

INTRODUCCIÓN
Hermanos, reciban un abrazo fraterno de paz y bien; hemos sido llamados, formados y enviados.
Desde La Delegación Capuchina, en Guinea Ecuatorial, África, este mensaje de comunión en este mes de las misiones, cerca ya del día 24 de octubre, día de especial oración por las misiones y los misioneros.
Los Hermanos Menores Capuchinos llevamos 21 años de presencia continua en estas bellas tierras africanas. Los 15 primeros años fueron los Hermanos de La Provincia de Valencia quienes asumieron la responsabilidad de poner cimientos para que el carisma de Hermanos Menores fuese sembrado en medio de nuestras comunidades.
Desde hace 6 años los Hermanos de La Provincia de Colombia hemos continuado con el servicio iniciado y, aprovechando los cimientos ya sembrados, queremos dar pasos que hagan la presencia aún más significativa, sobre todo desde nuestro testimonio de fraternidad, comunión y cercanía y respeto con los fieles.
LA IGLESIA DE AMERICA LATINA ES MISIONERA
En el mes de mayo de 2007 La Iglesia latino americana celebraba su V Conferencia Episcopal, “Aparecida”; alentando, motivando e impulsando a todos a ser discípulos y misioneros, saliendo de sus propios predios y llegando a la otra orilla; yo era diácono en Valledupar, Colombia, en Las Tres Avemarías. Con gran interés leímos, oramos, soñamos con dar pasos para que este mensaje pudiese hacerse realidad. Yo también quería llegar lejos, ya miraba con esperanza la llegada a la Misión en Guinea Ecuatorial.
Hoy, además de los hermanos Colombianos, sirve con su vida en esta misión un Hermano Ecuatoriano, de La Viceprovincia de Ecuador, un Hermano Español y un Hermano Guineano, ambos de La Provincia de Valencia.
Con lo anterior lo que quiero decir es que esta presencia está totalmente abierta para acoger nuevos Hermanos, nuevos rostros, nuevas provincias y viceprovincias y hacer de nuestra misión un testimonio carismático un hermoso arco iris con acentos, cantos, miradas diversas; un pentecostés que se mezcle y entienda las melodías africanas de nuestros diversos grupos étnicos, una multiplicidad de lenguas que se entiendan por el único carisma del Amor, La Paz y el Bien.
A nosotros, y desde nuestra opción de Hermanos Menores, nuestro Hermano Mauro Joüri, Ministro General, es su carta circular sobre las misiones, “La Misión en el Corazón de la Orden”, nos alienta a salir de nuestros propios proyectos y encaminar nuestra vocación más allá del pequeño mundo que nos circunda y presenta la figura, el ejemplo de grandes misioneros en la vida de La Orden. Quiero ir muy lejos…
MI EXPERIENCIA DE MISIÓN EN GUINEA ECUATORIAL
Aún con el deseo de partir a La Misión es cierto que a veces el salir presenta ciertos temores, verdad que llega a la mente y al corazón un sin número de cuestiones que quieren opacar el espíritu misionero. ¿Qué será de mi salud, los paludismos, las tifoideas, la salmonelosis?, ¿porqué irme tan lejos?, ¿qué me darán de comida?, ¿cómo me acogerán?, ¿qué costumbres nuevas me tocará asumir? etc., pero no son solo problemas lo que realmente encontramos. Por dura que sea la misión, siempre es más lo que se recibe que lo que se da, es incalculable el fruto de vida que se recoge por lo poco de uno que muera.
Dejar caer el grano en tierra, dejar que la vida viva muriendo cada día, vivir muriendo y morir viviendo desde la comunión con los hermanos; morir al “blanco” que llevamos dentro, al blanco que al llegar a tierra de negros cree traer soluciones, cultura, civilización, educación; morir al creer que venimos a salvarles, a traerles a Dios, a enseñarles a orar. “Morir al fariseo que llevamos dentro”. Morir al deseo de aparecer y ser poderosos ante ellos negándonos a recibir sus dones, su cultura, su fe, su Dios, sus tradiciones, su forma de orar… Morir como el propio Jesús desde Belén, presentándonos débiles, limitados, envueltos en “pañales- debilidad – necesidad”, necesitados de ellos.
Hoy, dos años y medio después de haber llegado a Guinea Ecuatorial, África, me siento feliz. Lo digo con toda certeza, valió la pena salir, dejar algo, cambiar familia, hermanos, comida, amigos. Vale la pena llegar a un mundo nuevo, abrir el corazón a otras posibilidades, dejarse enriquecer por las múltiples diferencias, permitir que la cultura diversa me contagie, que mil rostros y nombres nuevos se alojen en mi corazón.
IR… IR SIEMPRE A DEJARSE SORPRENDER… TODO ES NUEVO
Ir, ir continuamente a ver otros mundos, otros nombres con sus “mundos” y sus vidas; ir, ir sin parar porque también los otros vienen y van; ir, ir sin desmallar porque la compañía cercana – hermana de otros hermanos fortalece, suplen las “carencias”; ir, ir sintiéndonos enviados por Jesús, por Francisco, un envío, un ir que nunca ha parado y que nunca parará.
Ir, ir sí, pero sin prejuicios, sin sandalias, sin prepotencias, sin el mundo occidental, sin soluciones, sin respuestas. Ir con la mente y el corazón abierto y dispuesto a dejarse sorprender por Dios, ir dispuestos a hacernos y hacerles preguntas, por supuesto a que nos hagan preguntas, ir enteramente impregnados y ansiosos de minoridad, simplicidad, fraternidad. Ir a encontrar y ver a Dios.
ANTONIO MARÍA CLARET
No me es posible pasar por alto la vida de este gran Misionero, me preguntarán por qué y esta es la respuesta: Desde hace 127 años los Misioneros Claretianos han venido dejando su vida y sembrando de Evangelio el suelo ecuatoguineano. El día domingo, 24 de octubre de 2010, los Misioneros Claretianos celebran La Vida de su fundador, la solemnidad de San Antonio María Claret.
A Estos grandes Misioneros, que les apremiaba el Amor que de Dios habían recibido, se debe gran parte de lo que es hoy La Iglesia de Guinea Ecuatorial. Incontables son los hermanos que murieron pocos meses, aún días después de pisar suelo ecuatoguineano y sin embargo la muerte de tantos y tan jóvenes Misioneros en vez de mermar y llenar de temor, les colmó de ímpetu y valor, llevando a que muchos decidieran partir, aún sabiendo que nunca volverían. Eran tiempos difíciles, finales del siglo XIX y principios del XX.
Con un abrazo fraterno de Paz y Bien me despido reiterando a todos los hermanos que son Bienvenidos a esta su Misión. Dios les trae y les espera.
Hno. Willam Giraldo Zuluaga OFMCap
Octubre de 2010, Bata, Guinea Ecuatorial, África





LA MIA ESPERIENZA DI MISSIONE IN GUINEA EQUATORIALE –
Testimonianza missionaria


Pur con il sicuro desiderio di partire per “la missione”, alle volte ci si parano davanti certi timori quando si tratta di partire realmente, ci si presentano alla mente e al cuore numerosi interrogativi che tentano di appannare lo spirito missionario: Che cosa succederà alla mia salute, sarà minacciata dal paludismo, dalle febbri tifoidee, dalla salmonellosi? Perché poi partire per andare così lontano? Cosa mangerò? Come mi accoglieranno? Quali nuovi modi di vivere dovrò assumere?, ecc. Ma i problemi non sono certamente le sole cose che ci vengono incontro. In effetti, per quanto dura sia la missione, sempre è più quello che si riceve che quello che si dà ed è davvero incalcolabile il frutto di vita che si ottiene solamente per la piccola morte a cui ci si sottomette.

Lasciar cadere il grano in terra, fare che la vita viva morendo ogni giorno, vivere morendo e morire vivendo nell’attuare la comunione con i fratelli; morire al “bianco” che portiamo dentro di noi, al bianco che giungendo in terra di neri crede di portare soluzioni, cultura, civiltà, educazione; morire al credere che veniamo per salvarli, per portarli a Dio, per insegnar loro a pregare. “Morire al fariseo che portiamo dentro”. Morire al desiderio di apparire e di essere potenti davanti a loro, non volendo ricevere i loro doni, la loro cultura, la loro fede, il loro Dio, le loro tradizioni, il loro modo di pregare… Morire come ha fatto lo stesso Gesù a cominciare da Betlem, presentandoci deboli, limitati, avvolti “in fasce – debolezza – necessità”, bisognosi di loro.

Oggi, due anni e mezzo dopo di essere arrivato in Guinea Equatoriale, mi sento felice. Lo dico con assoluta certezza: è valsa la pena di partire, di lasciare qualcosa, di cambiare famiglia, fratelli, cibo, amici. Vale la pena di giungere in un mondo nuovo, aprire il cuore ad altre possibilità, lasciarsi arricchire dalle numerose differenze, permettere che una cultura diversa mi contagi, che mille volti e nomi nuovi alloggino nel mio cuore.

Il fratello William Giraldo Zuluaga è colombiano. Dal 2008 lavora come missionario in Guinea Equatoriale. È il superiore della piccola comunità di frati che provengono dalla Colombia, Equatore, Spagna e Guinea Equatoriale ( vedi anche: http://adgentesofmcap.blogspot.com/ ).I cappuccini sono arrivati in questo paese africano in 1989 dalla Provincia di Valencia. 2006 la responsabilità della missione è passata alla Provincia di Colombia.